La cirugía de nariz es una de las más comunes y practicadas. La mayoría de las personas que deciden hacérsela, en realidad, no tienen serios problemas que requieran pasar por el quirófano. Simplemente están insatisfechos con su nariz, lo cual les genera inseguridad y baja autoestima.
De esta forma, la rinoplastia les devuelve la seguridad perdida, soluciona más que nada un problema psicológico y no uno físico.
La rinoplastia también sirve para reacomodar las gibas o arcos del caballete nasal, los cuales realmente afectan la apariencia del rostro narices demasiado largas o muy anchas, con la punta hacia abajo, etc.
Además, ayuda a corregir defectos congénitos, deformidades por traumas, accidentes o quemaduras. Esta cirugía no debe de considerarse frívola, ya que no sólo tiene el propósito de hacernos ver más lindos, sino que además nos devuelve el autoestima.
La mayoría de las rinoplastias son realizadas dentro de la nariz del paciente, de esta forma no se dejan cicatrizes visibles.
La cirugía puede llevar alrededor de dos horas.
Al terminar se colocan tapones en ambas fosas nasales. Esto cumple dos propósitos: evitar el sangrado y que la nueva forma de la nariz se mantenga.
Estos tapones se retiran en pocos días y las suturas se quitan antes de las dos semanas. No quedan rastros de la operación.
Los días posteriores a la cirugía el paciente debe permanecer en reposo, en cama o semisentado.
¿Qué debe esperar el paciente luego de esta operación? Dolor, inflamación, hematomas y posibles sangrados.
Luego de pasada una semana, se puede volver a las actividades normales, aunque la inflamación y rastros de hematomas seguirán presentes.
Luego de dos semanas, casi no se notará que se tuvo una operación.
Podrás tener una nariz nueva en muy poco tiempo.