Situaciones como la falta de ejercicio, exceso de responsabilidades o problemas de diversos tipos pueden venir acompañados de una gran dosis de stress. Al estar todo el día luchando contra el tiempo nuestro cuerpo se acelera, aumentan los latidos cardíacos, la hipertención, el mal carácter y por lo general, tenemos un apetito voraz.
Esto sucede debido a la liberación de dos hormonas: adrenalina y cortisol. El organismo se encuentra constantemente en alerta demandado más azúcares, grasas y comida en general.
Por eso, comenzamos a ganar peso, comemos desordenadamente y cosas que son poco saludables , aparecen gases, digestión lenta y ácida.
Ésto puede generar problemas como la gastritis, baja inmunidad, insomnio, pérdida de memoria y unos cuantos kilitos de más.
Por eso, te ayudamos a organizarte y evitar que esto suceda, presta atención a las siguientes indicaciones.
– Planifica los horarios de las 4 comidas del día y respétalos.
– Bebe agua u otros líquidos sin calorías durante las comidas.
– Las comidas no deben ser muy elaboradas, intenta que predominen las ensaladas crudas y la fruta del momento.
– Camina diariamente o haz algún otro tipo de ejercicio físico.
– Organiza tu vida laboral, no pretendas hacer todo en el momento. Planifica tu día en una agenda con horarios marcados teniendo en cuenta el surgimiento de imprevistos.
– Que la cena sea muy liviana, y al menos 3 horas antes de acostarte, de esta forma cuando te duermas ya habrás hecho la digestión.
– Evita la comida chatarra, fiambres y embutidos.
– Realiza ejercicios respiratorios para tranquilizarte.
– Intenta consumir productos preferentemente naturales.
Por último, proponte metas fáciles de alcanzar y esfuérzate por lograrlo.
Teniendo en cuenta todo esto, lograrás llevar una vida un poco menos estresante y mantendrás tu peso.