Ser madre no es fácil, eso ya lo sabemos todas. No es una tarea que se puede aprender antes de vivirse, pues cada hijo es único, y cada experiencia, irrepetible.
En los tiempos de hoy en día, la inseguridad y la violencia es han vuelto problemas cotidianos, con los que cada familia debe lidiar. En la actualidad, el miedo se ha vuelto una emoción cotidiana: Temor a los accidentes de tráfico, a los robos, a la violencia en el deporte, etc.
En la actualidad, las madres de adolescentes suelen volverse sobreprotectoras, adoptando un rol posesivo con sus hijos. Si bien, intentan cuidarlos, lo que se logra, es que los niños no se sientan seguros de sí mismos. No aprenden a decidir y actuar con autonomía. De esta forma, en vez de fortalecer el autoestima de los adolescentes, crecen sintiendo que no pueden valerse por si mismos, no pueden cuidarse ni lograr sus metas, sin la ayuda de sus padres.
Es por ello que, las madres deben entrenarse a sí mismas. Transformarse en alentadoras de sus hijos. Ésto se logra mediante el diálogo y la comunicación. Logra inculcar en las conversaciones de todos los días, la confianza necesaria para que los adolescentes enfrenten el mundo con seguridad y valentía, sin necesidad de sufrir miedos paralizantes, ni tener conductas peligrosas.
Una de las frases, que es necesario desterrar de lenguaje materno es “Tú no puedes”. Prejuzgar a nuestro hijo, implica una desvalorización, que además proviene una de las personas más importantes de su vida. Nosotras debemos creer en sus capacidades, para que el también pueda creer en sí mismo. Si realmente consideramos que nuestro hijo, aún no se encuentra capacitado para realizar determinada actividad, debemos tener un diálogo con él, que logre explicar que, tal vez, no es el momento indicado, para que asuma una nueva responsabilidad. Es necesario hacer hincapié en que tenemos confianza en él y que a su debido tiempo, logrará desenvolverse con autonomía.
Otro error típico, es no dejarlo salir con sus amigos, por temor a que sean una mala compañía. De esta forma, el joven entenderá que tú no crees que pueda tomar sus propias decisiones, que pueda diferenciar por sí mismo, el bien y el mal. Si realmente crees que algunos de sus amigos son peligrosos, toma un tiempo para hablar del tema con tu hijo, y explícale claramente tus temores. Tu honestidad, servirá para que él sea también sincero.
Otro punto esencial, es brindarles herramientas para manejarse en situaciones peligrosas: Explicarles como actuar si son asaltados, brindarles un número de emergencia al cual dirigirse en caso de peligro (Policía, Bomberos, etc), enseñar como realizar los primeros auxilios, etc. Todas estas herramientas, resultan muy útiles, y al mismo tiempo, brindan seguridad.