El embarazo es una etapa normal de la vida. La mujer embarazada no está enferma, y por lo tanto puede disfrutar de su sexualidad con normalidad.
Las embarazadas continúan teniendo deseo sexual, aunque por causas hormonales, éste puede verse afectado (sentir más deseo o menos).
La disminución del deseo es más común en las embarazadas, durante el primer trimestre. Puesto que en ese momento, se siente mayor cansancio, náuseas, malestar general, y se tienen vómitos.
Usualmente la pareja de futuros padres, pueden descuidar esta área de su vida, debido a las nuevas preocupaciones que tienen en su vida, y que muchas veces existen temores de posibles perjuicios al bebé.
Dentro de los principales miedos existentes se encuentran:
El temor al dolor, puesto que algunas áreas del cuerpo femenino están más sensibles (ej: Los pechos, o los genitales, debido a los cambios hormonales que pueden afectar la lubricación).
Existe miedo también, a que la relación sexual adelante el parto. Situación que no ocurre salvo en las últimas semanas.
El temor a lastimar al bebé con los movimientos o con las contracciones producidas por el orgasmo.
Todos estos temores son infundados, y es recomendable hablarlos claramente con el ginecólogo.
Por otra parte, si bien el embarazo es un estado normal, la realización del acto sexual, puede resultar incómodo por la presión que se puede ejercer en el vientre materno.
Para ello, se recomienda optar por determinandas posiciones sexuales:
La mujer arriba (llamado también «Posición de Jineta») y Ambos de lado, son las mejores opciones.
Por otra parte, no es tan recomendable la posición del «Misionero», puesto que la mujer puede sentir mucha presión sobre su abdomen.
Ahora que tienes estos datos, es hora de vivir tu sexualidad en plentiud, aún en tu embarazo.