Es normal que cuando un bebé llega a la casa, toda la atención sea para él. Queremos adecuarnos tanto al papel de madre, dándole el 100%, por lo que dejamos de lado a nuestra pareja.
Esto es más común que le pase a las madres primerizas, ya que sufren de gran ansiedad, al adaptarse a que hay un nuevo integrante en la familia. Es muy importante cuidar que esto no suceda, ya que para poder mantener estable el «nido», se requiere la disposición de ambos y que se apoyen mutuamente.
Primero que nada, es importante estar conscientes de la situación y saber que el relegar al esposo a un segundo plano, puede tener consecuencias en un futuro y debilitar mucho a la relación.
Es importante contemplar los sentimientos de los dos y apoyarse mucho entre sí, en esta etapa tan linda.
Se debe recordar que ambos necesitan sentirse comprendidos, ya que ambos tendrán distintas inseguridades al principio. Mamá por el cansancio y agotamiento, y papá por toda la carga emocional que conlleva mantener a la familia.
Por eso, no olvides reservar momentos de intimidad, perfumarte y arreglarte para él, darle sorpresas, hacerle un regalo, y lo más importante, hacerle saber lo importante que es su apoyo y presencia para ti.
Esos pequeños detalles no cuestan nada y ayudan a fortalecer la relación.